En esta serie de 7 entradas traduciré el artículo de esta web, escrito por Copernicus. Es muy interesante, y aparte de profundizar en el emocionante mundo de Avatar (película de la que ya hablé en esta entrada), se aprenden un montón de cosas sobre ciencia: astrofísica, astrobiología, astronomía, y un montón de astro-cosas.
*** *** ***
Primero, un poco de trasfondo: soy un profesor de astrofísica que ha buscado planetas, trabajado en programas del SETI (Búsqueda de Inteligencia ExtraTerrestre), y ha dado clases sobre la vida en el Universo. Ahora mismo, estoy ayudando a construir una red global de telescopios para buscar planetas y supernovas.
Eso quiere decir que parte de la descripción de mi trabajo es pensar sobre la posibilidad de vida en otros mundos. Así que cuando James Cameron hace una de las películas más caras jamás, y nos coloca en el centro de una civilización extraterrestre... en 3D... decir que estoy interesado es poco.
Como la película ya ha sido repasada hasta la muerte, me voy a centrar en algo que aún no ha sido tratado: la ciencia. Pero aunque es un ejercicio interesante, para mí el argumento es lo primero, y la ciencia algo secundario. Pongámoslo así:
La Ley de Ciencia Ficción de Copernicus: Amoldar las leyes de la física para ponerlas al servicio del argumento está bien, pero hacerlo desde la ignorancia es inescrupuloso.
No me importa si las naves de Star Trek van más allá de la velocidad de la luz; si no sería aburrido. Y sé que no hay sonido en el espacio, pero quiero que los Destructores Estelares truenen, y que el Halcón Milenario tenga su característico gimoteo. Pero si un director pone mal la ciencia sin otra razón que porque es estúpido o vago (ARMAGEDDON, EL NÚCLERO y EL DÍA DE MAÑANA, por nombrar unos pocos), entonces al infierno con él. Si los cineastas no respetan la inteligencia del público, yo no respetaré la película.
Afortunadamente, James Cameron tiene un talento para la ciencia comparable con su habilidad como cineasta.
LA CIENCIA DE AVATAR
Históricamente, los astrónomos han dado mil vueltas a los directores de cine en lo que a mundos exóticos se refiere. En su mayoría, los planetas de las películas parecen formas extremas de la Tierra: casi siempre tienen una atmósfera de oxígeno y presión y gravedad similares a las de la Tierra. Los mundos de las películas ni se acercan a la diversidad de mundos en nuestro propio sistema solar: la superficie de Io es de un sulfuroso naranja amarillento moteado, constantemente azotada por volcanes que disparan a cientos de kilómetros sobre la superficie. Titán tiene una espesa atmósfera de humo que refleja la luz solar y de la que llueven hidrocarburos. Marte tiene tormentas de polvo que azotan a todo el planeta a la vez, y un volcán de 27 kilómetros de altura que casi sobrepasa la atmósfera. venus tiene una aplastante y asfixiante atmósfera de dióxido de azufre con una presión 92 veces mayor que la de la Tierra, y temperatura tal que puede fundir el plomo. Los géiseres de Encelado lanzan hielo al espacio. Y la Pandora real orbita en los anillos de Saturno. Y eso son sólo unos pocos planetas, planetas enanos y satélites en nuestro sistema solar: hemos descubierto cientos en otros lugares de la galaxia, algunos de los cuales son aún más excéntricos: super-Tierras, ardientes Jupiters hinchados, y objetos que podrían ser pícaros planetas que flotan libres sin una estrella.
Así que no se me ocurre mejor uso para el 3D y unos cuantos cientos de millones de dólares en efectos especiales que para que los cineastas empiecen a subir el nivel y a empezar a acercarse a la impresionante realidad de la naturaleza. Debido a las limitaciones de los presupuestos, las finanzas, y la creatividad, no se me ocurre ningún otro filme que haya intentado algo de la escala de lo que Cameron ha hecho.
*** *** ***
En el próximo artículo, la flora y fauna de Avatar.
This entry was posted
on sábado, diciembre 26, 2009
at 22:42
and is filed under
Avatar,
ciencia,
traducciones
. You can follow any responses to this entry through the
comments feed
.