Continúa Nación X, y tras la (no muy llorada) partida de Bestia, Cíclope envía a Lobezno, Mariposa mental y Coloso a rastrear al último depredador-X. Una misión que también ha recibido nuestro viejo amigo Fantomex de la época de Grant Morrison. Entre tanto, Magneto sigue buscando el modo de ganarse la confianza de los X-Men. Y si salvar Utopía con la ayuda de Namor y los atlantianos no es suficiente, decide poner en práctica algo totalmente increíble... El gran entintado y color ayudan a ocultar un poco los rostros de Greg Land (esas expresiones son a veces realmente insoportables); y aunque la trama principal, que se mueve a Nueva York, no es muy interesante, la subtrama de Magneto se vuelve cada vez mejor. Su "enfrentamiento" con Cíclope es alucinante, y uno se pregunta, como hacen en los foros ingleses, si no será Scott el que se está convirtiendo en el nuevo Magneto...

Mientras el resto de los X-Men luchan por Utopía, el equipo liderado por Rondador nocturno ha ido equivocádamente a la isla Muir, pensando que hallarían a Selene allí. Pero en vez de eso, se han encontrado con un viejo enemigo resucitado: el temible Proteo. Los poderes de Proteo han mejorado desde los anteriores enfrentamientos con él y ahora puede poseer a más de una persona simultaneamente. Y es una suerte que Magneto esté con el equipo...