(visto originalmente en Microsiervos)

Primera parte (pre 1990), que incluye ennumeraciones de qué elementos se conocían en cada época. Se nota cómo los griegos empezaron a ahondar en el tema de los "elementos", pero luego durante toda la Edad Media no se avanzó nada. En los siglos XVII y XVIII los alquimistas eran los más duchos en estos temas, y se ve claramente en los ejemplos cómo mezclaban la química con el esoterismo, la astrología... A partir de 1850 se ve el salto de la ciencia, cuando empiezan a conocerse los números asociados a cada elemento, y Mendeleev y los demás empiezan a diseñar lo que ahora conocemos como tabla periódica. Lo mejor: las octavas de Newland (1864), y toda la parafernalia de los alquimistas, es entretenidísima.

Segunda parte (primera mitad siglo XX), en la cual se nota el avance científico y se empiezan a ver formas extrañas, pero a menudo divertidas y exóticas. Lo mejor: la de Andreas von Antropoff (1926); aunque desprestigiado por ser nazi, su tabla es innegablemente bonita.

Tercera parte (segunda mitad siglo XX), con una física cuántica más avanzada, el tema se estabiliza un poco y no aparecen tantas tablas extrañas. Aparece, bajo el título de "la tabla periódica extendida de la Wikipedia", el dibujo más conocido por todos. Algunas de las tablas espirales empiezan a parecerse a tableros de juegos de mesa como Fórmula-D. También es interesante el "¿dónde debería ir el aluminio?" de 1994. Lo mejor: el Dufour Periodictree (1996) tiene la estética más molona. Y no puedo olvidarme de apreciar las partículas elementales del Modelo Estándar (1967), algo que no enseñan en el instituto pero que es genial saber, así que me remito a esta genial serie de El Tamiz. Recomiendo encarecidamente su lectura para entender un poquito mejor el mundo que nos rodea.

Cuarta parte (desde 2000). Los diseños parecen dispararse -es lo que tiene dar a todo el mundo acceso al Photoshop ;-) - con diseños hexagonales, virtuales (RealLife), tridimensionales y un largo etc. Lo mejor: algunas como las AtomFlowers de Boy Boer son geniales, pero el premio se lo llevan los elefantes, ¡sin ninguna duda! Y mención especial para las intrincadísimas figuras geométricas de Rafael Poza (aparecen dos).