Las aventuras de Zayne Carrick continúan en un número con elementos interesantes pero que falla al intentar buscar una coherencia entre las tres historias que forman Destructora.
Caballeros de la Antigua República es, hay pocas dudas al respecto, una de las mejores series de cómics de Star Wars, a la altura de colosos como Republic y Legado. La obra de John Jackson Miller mezcla una era conocida pero poco explorada, elementos de los videojuegos en su justa medida, y una historia y personajes cautivadores que recuerdan al espíritu aventurero de las primeras películas. Los primeros seis tomos nos contaron el increíble viaje de Zayne Carrick, un padawan fracasado en Graduación, tratando de sacar a la luz los trapos sucios del Pacto Jedi, que le inculparon de la muerte de sus cuatro compañeros, cosa que consigue finalmente, con sangre y fuego, en Vindicación. Después de eso (y antes de la nueva etapa que ha empezado ya en inglés, Guerra), Zayne y sus compañeros se han alejado del grueso del conflicto mandaloriano para dedicarse a estafas y aventuras, aunque como es típico, las cosas se tuercen cuando empiezan a salir a la luz los secretos de ciertos personajes. Esto sucede en una trilogía de tomos, el "arco de Jarael", que son el pasado Duelo de ambiciones, este Destructora, y el futuro Demonio.
Zayne y Jarael jugándose la vida en historias cortas y a veces olvidables |
Empezamos con la historia corta titulada El casco, porque traducir Masks como Máscaras sería demasiado ordinario. Zayne y compañía siguen vagando por los mundos del Núcleo, lejos de las Guerras Mandalorianas, pero no están libres de su influencia, como descubrirán en un encuentro con Malak. Esta historia corta no es que pinte demasiado aquí, y parece no ser más que una excusa para tres cosas: mover adelante la conflictiva relación de Jarael con Zayne, Malak y Rohlan; enseñarnos a Revan obteniendo su máscara tras la masacre mandaloriana en Cathar; y tener un duelo entre Rohlan y Malak. Y, ¿sabéis qué? Vale la pena. Vamos, ¡la idea es genial! Aunque sea un capítulo de relleno, no está mal, y lo único criticable me parece el dibujo de Ron Chan, que no es que sea malo, pero la serie los ha tenido mucho mejores.
Fans de Revan, se os oye desde aquí. No os excitéis tanto. |
Luego tenemos La cosecha. En una estación espacial, Zayne y Jarael llegan con una estafa entre manos, con la firma de Gryph en ella (aunque nuestro snivviano favorito se queda en la Prospección caliente), pero las cosas no saldrán bien, hay unas gentes que rescatar, y vamos descubriendo más del pasado de Jarael. A ver, no es que esté mal... pero he tenido una constante sensación de deja vu mientras lo leía. Y no por haberlo leído antes (que fue hace mucho), sino porque en esta etapa de KOTOR parece ser todo el rato igual. Y eso no me gusta. El dibujo de Bong Dazo, que no es santo de mi devoción, no ayuda. Creo que Bong Dazo es una de las cosas que menos me gusta de la serie y hace que no la ponga a la altura de Legado. Vale que Legado también tiene varios números que no los ha dibujado Duursema, pero es que en KOTOR son muchos. Si la proporción de números de Ching fuese igual de alta, no me quejaría tanto.
Chantique. La mejor invención de Miller y Ching desde Jarael. |
Finalmente está la propia Destructora, donde por fin la historia va tirando para adelante. ¡Y además tiene dibujo de Brian Ching! Ya era hora. Y por si fuera poco, la genial Chantique toma un rol importante. Y es que verla no cansa. Desde luego, leyendo Destructora uno se da cuenta enseguida de que no es la típica mala malosa de SW, pese a pertenecer a los malvados del Crisol, ya que su trasfondo incluye elementos más oscuros de lo normal (los que lo hayáis leído me entenderéis) y el personaje no es tan "malvado a simple vista" como podría parecer. La historia es, básicamente, que para luchar contra el Crisol Zayne se mete en los pozos de luchadores... pero su encuentro con Chantique lo cambiará todo. ¿Quién es en realidad Jarael y cuál es su relación con Chantique? Es una buena historia pero que creo que quedaría mucho mejor como preludio en el próximo tomo, Demonio. Aquí sobra un poco y al final lo deja todo en el aire.
En definitiva, no es un mal tomo, y sólo catalogaría una de las tres historias como no-buena, pero aun y todo sigo sin ver el tomo con la coherencia que debería tener. Las dos estrellas con las que lo puntúo no es la puntuación real -serían más bien tres-, sino por su posición dentro de Caballeros de la Antigua República, ya que lo considero el más débil de la serie. Eso no significa que no recomiende comprarlo, ya que abre el camino al final de esta trilogía que confío en que se cierre adecuadamente.
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