Es curiosa, la ciencia ficción soviética, ya que difiere aquí y allá de aquello a lo que está uno acostumbrado. Además de la forma de escribir propiamente dicha (curiosamente, la mayoría de los relatos incluyen a su vez a algún personaje contando lo sucedido a otros), es a menudo más realista y contemporánea, y en muchos aspectos, más inocente e ingenua. Los personajes son siempre muy dedicados y sacrificados, todo sea por la ciencia, y realmente el protagonista no lo tienen estos personajes tan planos sino los hechos en sí. Se notan a veces (especialmente en los más antiguos) los efectos de la censura ejercida durante la dictadura, pero debo admitir que donde me encontraba que pusieran a los capitalistas como los malos malosos de las historias, igual que en occidente se ha hecho con los comunistas, en realidad no es así: se les tilda de equivocados y se dice en ocasiones, por ejemplo, que el socialismo es inevitable con el desarrollo y la evolución de una sociedad, pero no llegan a atacar a los otros. Y no deja de ser notorio que uno de los autores haga lo contrario - criticar el totalitarismo soviético. Al menos en los relatos que he leído yo.

Por cierto, una pequeña complicación con la que me he encontrado en varios de los relatos es lo fácil que resulta perderse para un lego entre todos los personajes con sus nombres rusos.

*La escala del tiempo de Alexander y Serguei Abramov, relato que me aburrió bastante, dado que su temática se parece a la de otros relatos, filmes y series modernos.

*Mister Risus y La gravedad ha desaparecido de Alexander Belayev, que aunque están bien, el primero no deja de ser mera propaganda en contra del capitalismo, y el segundo debe de cometer varios errores científicos.

*El oleaje marciano y La puerta cerrada de Dimitri Bilenkin, un geólogo. El primer relato en particular es muy ameno.

*Una chiquilla a la que nunca le pasa nada de Kiril Bulychev (Igor Vsevolodovich), formado a su vez por varios (excelentes) microrrelatos acerca de una niña muy curiosa.

*Las islas voladoras de Antón Chejov, un relato de 1883 del famoso y prolífero escritor ruso que es una parodia de Jules Verne, muy divertida, especialmente para los que conocemos la obra de Verne.

*SEA, El mundo que abandoné, La máquina CE, modelo número uno y Los cangrejos que caminan sobre la isla de Anatoli Dneprov (A. P. Mitskevich), todos ellos formados de uno u otro modo alrededor de las "máquinas cibernéticas" (más conocidas hoy en día como "ordenadores"), y el cuarto de los relatos es particularmente original y divertido.

*El secreto heleno y La sombra del pasado de Iván Efremov, que a veces es un poco coñazo, pero el segundo relato se hace muy entretenido.

*El día de la cólera de Séver Gansovski, me ha parecido uno de los mejores relatos de toda esta colección, con los terroríficos Otark acechando todo el rato.

*Futilidad de Andrei Gorbovski, extremadamente corto, pero espléndido de todos modos, acerca de una nave que llega a un planeta llamado Tierra...

*Infra del dragón de Georgie Gurevic, acerca de un viaje a una estrella infrarroja.

*Un húedped del cosmos y Un marciano de Alexander Kazantsev, que tratan del evento de Tunguska, pero que es erróneo en muchas de sus suposiciones.

*Encuentro con mi hermano de Vladislav Krapivin, acerca de un viajero espacial y un niño que, 200 años después, busca un hermano.

*Las botas mágicas de Viktor Saparin, un breve relato acerca de unas botas que nunca se desgastan.

*El despertar del profesor Bern y Segunda expedición al planeta Singular de Vladimir Savchenko, dos historias que demuestran una imaginación increíble

*Relfejo espontáneo, Seis fósforos y El experimento olvidado de Arkadi y Borís Strugatski, hermanos que están entre los autores más famosos de la ciencia ficción soviética.

*Robby (Cuento), El sepom, Movimiento perpétuo, Homúnculo, Los nocomedores, ¡Oh, esas biocorrientes! y El conflicto de Ilya Varshavsky, relatos llenos de risas, sátira e ironía, con un tono muy distinto de muchos de los demás relatos, son francamente sensacionales.

*El pozo magnético y El fundador de la civilización de Romain Yarov, cuya ciencia es desde luego muy ficticia, ya que se la pasa por los forros para poder hacer lo que quiera (y no digo que esté mal, pero a algunos se les puede hacer muy raro leer a Yarov).

*La caverna de Eugeni Zamiatin, parte de una serie de relatos que mostraban futuros apocalípticos, a menudo como consecuencia del sistema soviético (razón por la que fue exiliado... más de una vez).

*La piedra de las estrellas y El capitán de la astronave Pholus de Valentina Zuravleva, la única mujer de todo este montón, y además, una de las lecturas más amenas de toda esta compilación.

(imágenes de Dreamers.com)