Mmm... Un capítulo de... nivel medio. Sin ser uno de los tostones de la primera temporada, no se acerca a muchos buenos capítulos de la segunda.
Tal y como se venía anunciando, se ahonda un poco más en la relación entre Obi-Wan y Satine, y la reacción de Anakin ante ésta. Aunque esta relación la han hecho los guionistas para mostrarnos el lado tierno de Obi-Wan, y ponernos a más Jedis atraídos por el sexo opuesto, y estaría Kenobi dispuesto a dejar la Orden, etc, etc, es algo que ya se había visto en Aprendiz de Jedi entre Obi-Wan y Siri Taichi. Aún y todo, es comprensible que si a un Jedi le puede llegar a gustar una persona... ¿por qué no más? Las bromas de Anakin al respecto a la relación recuerdan inevitablemente al Episodio II, solo que con los papeles invertidos.
¡Mortíferos droides con ganas de matar senadores!
La escena clave que a todos los fans ha encantado ha sido el desenlace de la incómoda situación en la que el senador traidor está amenazado por Obi-Wan y Satine, pero tiene un dispositivo capaz de destruir la nave - si Satine le dispara, iría en contra de su ética pacifista, y si Obi-Wan le ataca, perdería el favor de la Duquesa de Mandalore. Lo cierto es que yo esperaba que pusieran a Satine rompiendo su postura, pero me ha encantado que no lo hiciera y se mantuviera en sus trece.
Qué poco me gusta cómo se estrechan las imágenes anchas en el blog, pero ahora no ando con ganas de descargarlas, editarlas, subirlas...
También se menciona la reconstrucción de Mandalore con un nuevo modelo, lo cual calma un poco a los fans mandalorianos enfadados por el tratamiento tan distinto que se le ha dado al planeta en esta serie y en el resto del Universo Expandido.
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on lunes, febrero 08, 2010
at 10:30
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